Si bien está claro que los coches sin carnet no son ninguna novedad, sí se está produciendo un incremento de su venta en estos últimos años. Mientras los coches eléctricos no terminan de cuajar en el mercado, la versión eléctrica de estos vehículos está alcanzando una cierta popularidad, convirtiéndose en uno de los medios de transporte preferidos para moverse por la ciudad. Su bajo consumo, la posibilidad de estacionarlo en cualquier sitio sin tener que pagar aparcamiento y los avances en diseño y prestaciones han influido en ello. Conozcamos un poco de su historia y de por qué son tan apreciados entre determinados sectores de la población.
Lo primero que hay que aclarar es que un coche sin carnet ni es un coche, ni es cierto que no se necesite carnet para conducirlo. Estrictamente, se trata de un cuatriciclo, por lo general biplaza, con un motor de cilindrada inferior a 50 centímetros cúbicos y una potencia en torno a los 8 CV. Lo que viene a ser el motor que emplea un ciclomotor. Tiene una velocidad máxima de 45 Km/h. Por tanto, no se puede circular con ellos por autovía, ni autopista.
Para conducirlo no hace falta tener carnet de coche, pero sí ser mayor de 15 años y tener un permiso A.M., el mismo que habilita para conducir ciclomotores. Este permiso se obtiene tras aprobar un test psicotécnico y un examen práctico en circuito cerrado.
Los modelos actuales han evolucionado mucho desde los Smarth que se popularizaron hace 20 años. Su diseño deportivo hace que se asemejen más a la apariencia de un coche normal. Llevan integrados sistemas de seguridad como ABS y airbag, y algunos modelos eléctricos, como el Renault AMI, permiten recargar la batería en un enchufe doméstico en tan solo 3 horas.
Para hacernos una idea, los coches sin carnet son los herederos de los motocarros que circulaban en nuestro país a mediados del siglo XX. Estos vehículos industriales de reparto eran una adaptación de las motocicletas. La cabina del conductor estaba cubierta por un chasis metálico que le protegía de la lluvia y le proporcionaba una protección extra ante los impactos. La parte posterior tenía distintas configuraciones, como furgón, caja o como habitáculo para transporte de viajeros. La idea surge en Italia, en el periodo de entreguerras, en 1928, y los primeros en fabricarlos fueron “moto guzzi.”
En Alemania, tras la segunda guerra mundial, algunas fábricas de aviones, como Heinkel y Messerschmitt fabrican microcoches. Estos vehículos de baja cilindrada tienen la apariencia de una cabina de avioneta. Se producen para facilitar el transporte dentro de las ciudades en una época en la que Alemania está en plena reconstrucción física y económica. Hay una limitación de materias primas y el acceso al carburante es caro y escaso. A finales de los años 50 se volvieron muy populares los llamados coches burbuja. Unos microcoches utilizados por artistas y bohemios, como símbolo de modernidad.
En los años 60 se populariza la fabricación de coches de pequeño tamaño accesibles para las clases populares. Es cuando Fiat fabrica el “Cinquecento”, producido en España por la empresa SEAT como 600, en Inglaterra se pone de moda el “Mini” y en Alemania el Volkswagen escarabajo. Estos coches desplazan la producción y venta de los microcoches y de la aplicación de los motores de motocicleta en vehículos de cuatro ruedas.
Hay que esperar hasta finales del siglo XX, donde empieza a haber problemas de circulación y aparcamiento en las grandes ciudades, debido a la masificación de automóviles, para que vuelvan a hacerse populares vehículos de tamaño reducido, de pequeña cilindrada y que para su conducción no necesita carnet.
Ligier. Una marca innovadora.
Ligier es una empresa francesa del sector de la automoción que, tras haber producido coches de competición y participado en el campeonato de Fórmula 1 durante 20 años, se ha especializado en la fabricación de coches sin carnet y coches inteligentes.
Guy Ligier, fundador de la empresa, fue un conocido piloto de carreras francés. Comenzó en el motociclismo, compitiendo en 500 cc. En 1964 de al salto al automovilismo de competición, en concreto a la Fórmula 2, pilotaje que compagina con su participación en carreras de resistencia como las 24 horas de Lemans. En 1966 participa en el campeonato de Francia de rally, en la modalidad gran turismo, y al año siguiente da el salto a la Fórmula 1.
En 1969, Guy se retira de la competición y decide utilizar toda su experiencia y conocimientos adquiridos en la fabricación de coches de carreras. Tras hacerse con un equipo altamente cualificado de profesionales que conoció en su época de piloto, funda su propia marca y participa con su escudería en los circuitos de resistencia y carreras de prototipos, esta vez como constructor.
En 1976 logra meterse en el campeonato de Fórmula 1, tras la desaparición de la escudería Safir, manteniéndose en activo hasta 1996, con pilotos de cabecera como Jacques Laffite y Oliver Pannis.
La crisis del petróleo de 1973 obliga a Ligier a abandonar la fabricación de automóviles deportivos. Decide entonces centrarse en la producción de microcoches, un sector en el que podía destacar y en el que no existía una gran competencia.
Los coches sin carnet de Legier se caracterizan por la aplicación de la innovación en el motor y la tecnología, por sus acabados detallados y por sus líneas aerodinámicas. Aplica conceptos de seguridad y eficiencia de la mecánica de competición en este tipo de vehículos, introduce la dirección asistida haciendo más sencilla su conducción y fabrica el coche sin motor más silencioso del mercado.
Aixam. Los mayores fabricantes.
En 1983, tras la caída de la empresa Arola, se funda en los Alpes franceses la marca Aixam-Mega.
En 1992 comienzan a fabricar una serie de coches utilitarios de medida estándar. 10 años más tarde se centran en la producción de pequeñas furgonetas y vehículos industriales diesel y eléctricos.
La mayor parte de sus modelos pueden ser conducidos sin carnet, ya que son clasificados como cuatriciclo, es aquí donde se abren un hueco en el mercado, hasta convertirse en los mayores productores de estos vehículos en Europa.
Aixam presume de haber fabricado los coches sin carnet más grandes del mercado, el Pick-up y el Miniva, con 3 metros de longitud, en el 2004; y de haber introducido el concepto de los cuatriciclos en la automoción industrial, fabricando las primeras furgonetas y mini-camiones sin carnet. Ha aplicado el concepto todoterreno en este tipo de vehículos, con sus crossover, donde los bajos tienen una mayor altura de lo habitual, lo cual les protege al moverse por terrenos más accidentados. Al tiempo que la empresa continúa innovando, desarrolla una gama más económica con una estética adaptada a los gustos actuales y orientada al público juvenil.
Una opción para los jóvenes.
Los jóvenes quieren autonomía, libertad de movimientos. A partir de determinada edad se plantean disponer de un vehículo propio para circular sin restricciones. La posibilidad de conducir un coche sin carnet a partir de los 15 años los prepara para ser unos conductores responsables el día de mañana. Durante ese tiempo adquirirán destreza en moverse por la ciudad, en respetar las normas de seguridad vial y en maniobrar correctamente con el vehículo.
Entre elegir entre un ciclomotor y un coche sin carnet, cuya cilindrada y límite de velocidad son los mismos, el segundo es siempre más seguro. Dentro del cuatriciclo, el conductor está protegido por un chasis por los cuatro costados. Se están aplicando cada vez más medidas de seguridad, provenientes de los automóviles, como es uso del airbag. Si bien es cierto que aún queda mucho por hacer, la sensación de seguridad es mayor. Mientras conduce, el joven está protegido de las inclemencias del tiempo. No se mojará cuando llueva, ni le pegará el sol en la cabeza recalentándole el casco, tampoco estará obligado a maniobrar con el cuerpo para mantener el equilibrio en situaciones imprevistas.
Los coches sin carnet tienen un maletero donde poder dejar las cosas. No suelen ser habitáculos grandes, pero siempre son más espaciosos que el cajón de una motocicleta. Respecto al acompañante, irá más cómodo y protegido en el asiento del copiloto que sentado en la parte de atrás de una moto.
Su tamaño reducido lo hace ideal para moverse por el denso tráfico de la ciudad. Es sencillo y manejable, no tiene cambio de marchas. Solo palanca para delante y para detrás. Su consumo en combustible es bajo, eso sin contar con la gama eléctrica que está alcanzando una gran popularidad. Es fácil de aparcar, y hay que tener en cuenta que no es necesario pagar ticket por estacionarlo en la calle, a efectos legales es como si aparcaras una motocicleta.
Estos vehículos no son solo para jóvenes, como dice Urbancar, un distribuidor de coches sin carnet, son un nuevo estilo de vida por descubrir. Una alternativa de movilidad por la ciudad para aquellas personas que aún no pueden tener carnet de coche, por la edad, o no les apetece sacárselo, por razones personales.