Llevo 5 años comandado un bar de carretera en la carretera de Andalucía. En su día compré el local cuando su dueño ya mayor no quiso meterse en más fregados de reformas. Su hija no quería seguir con el negocio familiar, así que lo adquirí tal y como estaba.
El espíritu «Easy Rider»
Como imaginaréis, era el típico bar de carretera de toda la vida. Ni una concesión a la comodidad y mucho espacio desaprovechado. Lejos de verlo todo negro, pensé en lo bueno que era tener tanto espacio con el que decorarlo con mi creatividad y la de mi señora.
Desde siempre hemos sido muy rockeros, el espíritu “Easy Rider” nos gustó desde siempre y decidimos tirar por la hostelería, viendo que la crisis no terminaba nunca y no conseguíamos tener trabajo de lo que habíamos estudiado.
Total, que invertimos todas nuestras ilusiones en el bar acondicionándolo como si fuera un bar típico de la ruta 66. Barra americana nueva, poster de “Easy Rider” (como no) y algún guiño español a aquellas gasolineras Campsa y Repsol de hace años, ya que conseguimos unos surtidores en una feria “vintage”.
El negocio a pesar de no nacer en el mejor momento económico de España la verdad que ha ido bastante bien, aunque hace unos meses decidimos volver a invertir algo de nuestras modestas ganancias.
Tuvimos una concentración de moteros amantes de Harley Davidson de Bilbao que camino de Granada hicieron una parada en nuestro bar y uno de los integrantes, nos dijo que deberíamos iluminar más el bar y darle algo más de importancia, ya que merecía mucho la pena. Le dije que en los últimos tiempos más de una persona también me lo había dicho y que me quedaba con la copla.
Es el típico comentario con el que te quedas y comienzas a darle vueltas. Lo compartí con mi señora y decidimos buscar alguna empresa que pudiera ayudarnos con unas buenas farolas para que aumentara la visibilidad y nos ayudará por si se necesitase algún permiso.
Tocaba ponerse a buscar en Internet. Por fortuna en esta época en la que vivimos todo este tipo de cosas uno puede buscarlas de forma cómoda y detallada en la red. Antiguamente como diría mi madre, también se encontraban las cosas por las páginas amarillas o preguntando se llegaba a los sitios, pero ciertamente era todo más complicado para algo así.
Buscando buscando dimos con Industrias Duero, que nos parecieron la empresa más seria de las que vimos. Al día siguiente les llamamos contándoles realmente nuestras necesidades y para los que necesitábamos su trabajo profesional. Buscábamos unas buenas farolas que dieran más realce a nuestro bar de carretera y ellos nos comentaron que ya habían trabajado con restaurantes de carretera, por lo que no habría problema.
Algo que me preocupaba era el tema de permisos y demás, pero ellos nos dijeron que se encargaban de todo. En unos pocos días realizaron las obras con la menor perturbación posible, tanto a nuestra clientela como a loa alrededores, ya que cerca hay algún concesionario de John Deere y demás.
Cumplieron lo prometido e incluso con algún día de adelanto. Cuando probamos por la noche la iluminación, nos quedamos como un niño en la mañana de reyes, la verdad que quedaba de vicio y hacía que se viese de una manera clara, a la vez que elegante.
Algo de lo que huíamos era de una iluminación que fuera excesiva o de unas farolas agresivas, pero desde Industrias Duero dieron con la tecla que buscábamos, algo necesario y que notamos sin duda en la cantidad de público que comenzó las semanas posteriores a llegar al bar.
Un aumento del 25/30% en la caja es algo importante y te hace replantearte las cosas. No lo vemos como que hayamos perdido ese dinero estos años, pero sinceramente no pensábamos que tendría tanta importancia.
A veces los pequeños detalles cuentan y esto lo hemos notado en la cantidad de buenos amigos del sector del transporte que pasan por nuestro bar a tomar algo tranquilamente y descansar de la ruta o esos viajeros, bien sean moteros o conductores de automóvil que buscan un sitio diferente donde descansar.
Así que ya sabéis si contáis con un local y no cuenta con la iluminación adecuada mirar si, quizás, un pequeño arreglo puede darle un nuevo aire.