Los procesos de selección de personal son siempre una buena oportunidad para captar talento, un aspecto que cada vez se valora más en las grandes empresas, y que para nada es fácil de detectar por los departamentos de recursos humanos que son los encargados de dichos procesos de selección.
El talento es un concepto relacionado con la aptitud o la inteligencia, y determina la capacidad para ejercer una cierta ocupación o para desempeñar una actividad. Éste suele estar asociado a una habilidad innata que hace que se destaque por encima del resto de personas casi sin esfuerzo.
Durante muchos años se ha pensado que el talento lo tenían las personas con mejores expedientes académicos, y los procesos de selección se basaban en captar a estas personas y en entrenarlas para realizar determinados trabajos. Y se ha detectado que este sistema de captación de talento no siempre es el más adecuado, pues una persona con una inteligencia superior al resto o con una gran capacidad para sacar buenas notas, no siempre es la mejor opción. Pero esto no quiere decir que no tengan talento, sino que hay que buscar algo más que talento.
Las soft skills son el conjunto de habilidades sociales que se adquieren a lo largo de una vida y que no se enseñan, sino que al igual que el talento, son innatas. Entre este tipo de habilidades destacan la resiliencia, la capacidad de liderazgo, la oratoria o la gestión del estrés. Como vemos son algunas características que buscan las compañías en los procedimientos de selección actuales.
Este tipo de procedimientos de selección están basados en la captación del talento teniendo en cuenta que éste no está relacionado con un buen expediente académico, sino más bien con las soft skill. De nada te sirve una persona con un gran conocimiento sobre el Derecho, si a la hora de aplicarlo no es capaz de plasmar ese conocimiento sobre un escrito jurídico.
Es por este motivo que se busca personal en el que exista grit, que es un concepto psicológico que mezcla el interés por una materia con la práctica de la misma orientada a la consecución de un objetivo. Este tipo de habilidad es típica de las personas independientes, y esta independencia se adquiere desde que se sale a vivir fuera de casa de los padres.
Uno de los primeros momentos en los que se empieza a ser independiente es cuando se cursan estudios universitarios fuera de la ciudad o pueblo natal. En estos casos lo más recomendable es acudir a las residencias universitarias, ya que como vamos a tratar en el artículo de hoy, existen muchos beneficios.
Elementos positivos de vivir en residencias universitarias
Se produce una madurez acelerada, y es que, aunque es cierto que en una residencia de estudiantes se está más tutelado que en un piso compartido, la experiencia de convivir con diferentes personas permite madurar y ser más comprensivo. Entenderás que ya no eres “el rey de la casa” y que por tanto tus privilegios son tantos o tan pocos como los del resto de estudiantes. Tendrás que aprender a compartir y a desarrollar la paciencia y la autodisciplina y potenciarás tu personalidad.
Mejora el rendimiento académico, ya que los estudiantes que viven en el campus registran mejores resultados académicos que quienes no lo hacen. Además de un fantástico ambiente juvenil también se respira compromiso y responsabilidad. Cuando ves que todos están estudiando, es más fácil encontrar la motivación para hacerlo tú también.
Los servicios centralizados ayudan a la productividad. Estos centros están equipados con todos los servicios necesarios para que los residentes se sientan cómodos. Lavandería, biblioteca, salas de estudio, gimnasio, comedor, zonas comunes, televisión y conexión wifi, entre otros hacen que los estudiantes tengan menos preocupaciones para centrarse en estudiar.
Como podemos observar, los estudiantes que viven en residencias universitarias tienen más tiempo para desarrollar el talento a través del estudio. Y lo mejor de todo es que estas residencias de estudiantes están cerca de los campus y permiten acceder al mismo sin perder mucho tiempo con los desplazamientos.
Además, conoces a muchos otros estudiantes de otras ramas que acaban siendo contactos potenciales para el futuro. Yo estudié en la residencia universitaria Institución del Divino Maestro en Madrid, y de aquella grata experiencia puede conseguir muchos contactos a los que acudí dentro del mercado laboral.