Cuando iniciamos una nueva actividad empresarial o cuando queremos llevar a cabo una renovación de la actual, debemos de pasar por muchos puntos que nos harán conseguir nuestro objetivo. Este proceso no siempre es fácil puesto que cuesta sobremanera encontrar con el punto diferenciador que nos haga únicos, pero sobretodo lo más difícil es gustarle a la gran mayoría de potenciales compradores, que, al fin y al cabo, son los que nos van a dar de comer los próximos años acudiendo a nuestra empresa y no a una de las múltiples que existen y que son nuestra competencia.
En un mercado cada vez más competido por la globalización, ser diferentes y ofrecer algo único es una de las claves para lograr el éxito empresarial y una de las formas de lograr esto es mediante un buen branding y un buen packaging. Estos dos términos ingleses, aunque diferentes, van casi siempre de la mano puesto que uno depende directamente del otro.
El branding es nuestra marca, nuestro logo, nuestros empleados, las tiendas…en definitiva, todos y cada uno de los elementos que directa o indirectamente dependen de nuestra marca. Un buen branding requiere un trabajo muy laborioso y minucioso puesto que el fruto resultante nos acompañará a lo largo de los años y con el, vendrá la asociación del público a nuestra marca mediante nuestros logos, marcas, tipografías… es por ello por lo que debemos de cuidar que el resultado final sea el que esperamos. Además, nuestro logo nos marcará el camino de la identidad corporativa de nuestra empresa, por lo que en el logotipo debemos de reflejar nuestros valores, nuestros principios, nuestra mentalidad… en definitiva, lo que queremos transmitir con la empresa. Sin embargo, los compradores y los potenciales clientes crearán una imagen corporativa de nosotros, una asociación de lo que creen que es nuestra empresa y que, si hemos hecho nuestro trabajo previo bien, corresponderá con la identidad corporativa.
El packaging sin embargo es el envoltorio, la forma en la que diseñamos los paquetes, las bolsas o el embalaje en el que entreguemos a nuestros clientes los productos que compren. Este concepto va de la mano del branding puesto que de él depende el diseño que escojamos para los embalajes y que será el que nos de a conocer en el día a día cada vez que se vea por la calle. Este término que no conocemos de forma masiva es uno de los sectores que más dinero generan puesto que la industria del envoltorio factura en España más de 20.000 millones de euros cada año. Además, en Barcelona existe una feria que exhibe la fuerza del packaging y tecnología alimentaria, por lo que su importancia, es un hecho notable para los empresarios del sector.
Por los motivos que os hemos contado en estas líneas, llegamos a la conclusión de que tanto el packaging como el branding, y sobretodo este segundo, son dos factores de los más importantes para que nuestro negocio salga adelante de una forma exitosa, es por esto por lo que a la hora de comenzar una actividad laboral o renovar y reciclar una ya existente, debemos de contar con Empacke y es que ellos son expertos en branding y en packaging por lo que poniéndonos en sus manos, lograremos que nuestra empresa se convierta en uno de los pocos casos de éxito empresarial que existen.
Algunas de las ventajas que nos ofrece un buen branding
A lo largo del post os hemos contando el por qué es importante que realicemos un buen branding en nuestra compañía, sin embargo, para los que todavía no estáis completamente convencidos, a continuación, os dejamos algunas de las ventajas que tiene llevar a cabo esta acción de la forma correcta:
- Atrae al público objetivo: si el logo está bien hecho, mostraremos nuestros valores con lo que el público al que nos dirigimos acudirá.
- Aporta credibilidad a la empresa: unificar conceptos y sacar una línea de productos con marcas y embalajes similares nos da un punto de confianza y credibilidad por parte de los compradores.
- Transmite los valores: como os hemos dicho, un buen logo ha de ser capaz de mostrar como somos, nuestros valores, mentalidad, principios…
- Ayuda a no perder la esencia con el paso de los años: si somos fieles a nuestro logo, somos fieles a nuestros valores, por lo que siempre seremos lo que el público sabe que somos.