Un restaurante donde te sientes como en casa

Llevo muchos años con mi restaurante, más de una década donde conseguimos adquirir una fama increíble en Tres Cantos, una ciudad de alto poder adquisitivo en la cual hay multitud de empresas. Cuando vi como estaba el tema y la falta de restaurantes en la zona me animé a montar uno no muy lejos de la zona de negocios.

Como en muchas ocasiones los trabajadores están cansados de calentar la comida en el microondas y demás. Mi fuerte sería ofrecer una comida totalmente casera como si estuvieras comiendo en casa. No me anduve con zarandajas y hablé con dos amas de casa que buscaban trabajo y se les daba bien cocinar para que se unieran a mi proyecto.

Ahora que han pasado los años lo recordamos todo con mucho cariño pues, aunque al principio hubo que trabajar duro y combinar la rapidez en la realización de los platos con la necesaria calidad que demandaban los clientes, el fruto fue una clientela diaria que llenaba el restaurante, donde los jueves era prácticamente imposible poder comer sino se realizaba una reserva.

Una idea inteligente

Al final la gente se cansa se ir a los típicos sitios de comida rápida que quizás para comer un día están bien, pero cuando hay que ir a diario termina siendo un suplicio, por no hablar de las consecuencias que tienen para nuestra salud, donde es evidente que la dieta mediterránea es el mejor aliado que tiene nuestro cuerpo.

Aunque cuando nos hicimos con el restaurante, lo reformamos a conciencia, los años no pasan en balde y hemos tenido que recurrir a pequeños arreglos y actualizaciones para seguir estando al nivel que desean nuestros clientes y por los que ya somos una cita obligada en la zona.

Una de las veces más conflictivas fue en junio pasado, ya cercanos al verano tuvimos que lidiar con una serie de problemas en los servicios de tal calibre que hubo que acudir a Mundibombas.com, una solución necesaria ante los problemas de la bomba que había en nuestro servicio.

Lo cierto es que no tuvimos queja del servicio que nos permitió perder el menor tiempo posible en una obra de reforma que era más problemática de lo que en un principio habíamos pensado. Tan bien se portaron que cuando acabaron sus operarios decidimos el viernes por la tarde una vez acabado todo invitarles a comer y les hicimos algunas de sus especialidades, con lo que los hombres se quedaron bien agradecidos, alguno vecino del cercano Colmenar Viejo ya ha prometido volver.

Da gusto que contrates a profesionales y se desvivan por intentar hacerlo en el menor tiempo posible, lo que ayuda sin lugar a dudas a que se pierda el menor tiempo en volver a poner en marcha con normalidad el negocio.

Gracias a que contamos como decía antes con clientela fiel, de lo contrario hubiésemos perdido un buen número de comensales, que cuesta ganarlos, pero que unas averías o errores pueden hacer que los pierdas en un abrir y cerrar de ojos.

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