Cuando empecé a trabajar en una pequeña empresa después de salir de la facultad de Derecho, me sorprendí de ver cómo los jefes invertían el tiempo. No quiero decir que lo invirtieran de mala manera, sino que en ese momento pensaba que se podía invertir mejor. Y con el paso del tiempo descubrí que era cierta la teoría que os vengo a comentar en este artículo.
Hoy vamos a hablar de cómo los desayunos pueden ayudarnos a mejorar en nuestra productividad laboral, ya sea si trabajamos de mañanas o de tardes. Aunque siempre hay que tener en cuenta que vivimos en España, y dado que nuestro horario es diferente, nuestros hábitos también lo son.
Para empezar a hablar de mi teoría voy a comentar una historia personal cierta. Hace unos cuatro años, al poco de empezar a trabajar en una gran empresa, me sorprendió ver cómo era cierta la frase aquella de que los negocios se cierran en la mesa. Durante estos años descubrí cuál era la manera de mi jefe para convencer a los clientes, y no es más que atiborrarlos de buena comida y vino hasta que decían que si. Aunque no siempre funcionaba.
Existen métodos más productivos a la hora de poder dialogar con otros departamentos de la empresa, con empresarios del mismo sector, o posibles clientes, sin tener que gastar mucho tiempo y energía en una comida, que además comprometerá nuestra tarde, ya que no estaremos en las mejores condiciones para trabajar.
Cuando realizamos comidas copiosas nuestro cuerpo tiene que hacer una digestión pesada. Esto influye en nuestro bienestar, ya que durante la digestión la sangre de nuestro cuerpo va directa al estómago. Es por este motivo por el cuál después de comer sentimos la imparable necesidad de dormir la siesta.
Pues bien, para aprovechar al máximo nuestro tiempo de trabajo, hay que aprovechar las horas más productivas, que son aquellas que están entre las ocho y las diez de la mañana Según Lynn Taylor, estas horas son las que marcan el resto del día, por eso hay que hacer las tareas o reuniones más importantes durante estas horas de la mañana.
Recoger frutos de los desayunos con empleados y clientes
Mi teoría se acerca mucho a la de Lynn Taylor, ya que mi experiencia me dice que comidas y cenas son buenos momentos para cerrar acuerdos. Pero después de una comida copiosa no puedes seguir trabajando como normalmente, y después de una cena puedes comprometer el comienzo del día siguiente.
Existe, por lo tanto, otra alternativa a las comidas y las cenas para celebrar reuniones. La solución es celebrar desayunos de trabajo, en la oficina si hay espacio, o en una sala de reuniones, o incluso en un hotel si se reúnen varios departamentos. Y lo mejor de todo es que los desayunos no tienen que envidiar nada a las comidas o cenas, pueden ser continentales, americanos tipo buffet, o un simple café con pastas.
Si realizamos este tipo de desayunos de empresa con varios departamentos de la empresa, podremos exponer información a los compañeros sin tener que perder el tiempo en otra larga reunión. Además, favorecerá la comunicación interna y elimina las barreras que dificultan la consecución de los intereses de la sociedad.
Le comenté a uno de mis mejores clientes de Alicante esta idea, ya que se quejaba de que los trabajadores estaban irascibles por las mañanas. Este cliente, cada mañana encarga unos deliciosos croissants y café en El Molí Pan Y Café, una franquicia de panadería y bollería saludable con un toque tradicional, en la que son expertos en pan y café. Y según él, desde que hacen un parón por turnos para tomar café y unos croissants, todos los trabajadores están más contentos y rinden mejor
Para finalizar, diremos que es importante cuidar de que nuestros trabajadores estén motivados, y con pequeñas acciones podemos hacer que nuestra empresa tenga un valor añadido. En este caso con los desayunos de empresa, conseguiremos una excusa para que haya mejor ambiente y las reuniones sean amenas, además de poder negociar con clientes en un ambiente de trabajo distendido.