El sector del transporte es uno de los que más dinero mueve cada año en todo el mundo y es que de ellos depende directamente que podamos subsistir en el planeta Tierra. Ellos se encargan de llevar nuestros alimentos a los supermercados, las piezas a las fábricas, los pedidos a sus destinatarios… en definitiva, todo aquello que necesitamos para poder seguir prosperando. Este es un sector que, en muchos casos, se encuentra mal pagado y es que los trabajadores pasan un gran número de horas tras los volantes de sus camiones, teniendo, incluso, muchas veces, que pasar la noche lejos de sus familias para poder entregar su mercancía en otras ciudades o países.
Además, ellos no entienden de festivos ni de puentes, han de trabajar día tras día para que todo fluya y no haya un desabastecimiento. Por ello, este es un trabajo del que normalmente solo nos acordamos cuando ellos deciden parar. Es por esto por lo que les queremos dedicar un post para dar a conocer su situación, así como a las variables que se enfrentan en cada una de sus jornadas de trabajo sobre los gigantes de la carretera.
Ser transportista es una profesión que deberíamos de valorar y tratar con más cariño del que lo hacemos habitualmente y es que como os hemos dicho, ellos no entienden de festivos, siempre han de completar el envío de su entrega, con independencia de la fecha que sea o de las condiciones en las que esté la carretera. Además, en muchas ocasiones, las propias concesionarias o propietarias de las vías les ponen trabas para que no puedan circular a determinadas horas ya que se prioriza el tráfico de turismos, algo que les supone tener que ser conocedores de este tipo de inconvenientes antes de planificar sus rutas.
Además, a la hora de circular por carretera siempre tenemos que tener en cuenta que no todos los días ocurre lo mismo y es que cada carretera es un mundo, así como cada día es una historia diferente y es que la densidad de tráfico, las restricciones, las obras, la climatología e incluso el estado de conservación de la carretera pueden marcar de forma muy importante nuestro futuro. Por ello, para no poner en riesgo nuestra integridad y la de los que nos rodean, una de las cosas que debemos de llevar siempre en buen estado son nuestros neumáticos y es que ellos son los que tocan directamente con el piso. Este tema tan importante, el de las ruedas, es mejor que lo tratéis directamente con expertos, por lo que nosotros os recomendamos a Ruedas Llopis y es que ellos llevan más de 60 años dedicándose a este sector y nadie mejor que ellos conoce las particularidades de las gomas y, por supuesto, de nuestras carreteras.
Las diferencias de normativas entre los diferentes países también son otros de los quebraderos de cabeza de los camioneros y es que cada estado tiene un criterio regulador diferente, por lo que todos los profesionales que llevan a cabo viajes internacionales han de tenerlo muy en cuenta, así como también deben de ser conscientes y conocedores de que los medios de pago electrónicos, como el telepeaje, no son válidos en todos los territorios. Así pues, un dispositivo OBE español puede ser utilizado en todo el país de Portugal, así como también en las primeras autopistas de Francia, las que dan con la frontera española, mientras que en el resto de Europa no funciona. Es por ello por lo que queremos hacer hincapié en las labores de los transportistas y es que su trabajo no solo se basa en conducir, también han de manejar una serie de variables que condicionan el desempeño de su trabajo.
La tecnología llega a los transportistas
Hace pocas fechas salía a la luz que varias empresas ya estaban probando el piloto automático en sus camiones, mientras que otras, optaban por crear convoyes de camiones en las autopistas, los cuales irían dirigidos por un camión guía, mientras que los perseguidores irían autónomos mediante inteligencia artificial y sensores. Sin embargo, Alemania ha ido un paso más allá y ha estrenado su primera autopista eléctrica para camiones, donde los gigantes híbridos, con un equipo de carga en el techo, pueden circular enganchados a una catenaria que alimenta sus baterías a una velocidad máxima de 90 km/h, lo que minimiza su consumo, así como sus emisiones.