La mecánica de los coches ha cambiado mucho desde la aparición de los coches eléctricos. Todo lo que antes se realizaba de forma manual y con ayuda de herramientas, de esas de toda la vida, como el destornillador y la llave inglesa, ahora se realiza con aparatos de diagnóstico. Los coches han evolucionado tanto que ahora, cuando abres el capó solo se ve plástico. Antes encontrabas todas las piezas a la vista, desde el motor hasta el depósito del limpiacristales o el filtro del aire. Ahora, salvo que seas doctor en medicina automovilística, es imposible identificar nada. Razón por la que los servicios que presta un taller, son más necesarios que nunca. Tanto el taller de toda la vida donde encuentras un mecánico con manchas negruzcas en su mono, como en los más modernos y sofisticados en los que el mecánico, parece salido de un anuncio.
En cada taller, sus funciones y servicios. Los mecánicos tradicionales, por llamarlos de algún modo, trabajan con sus manos y son capaces de sacar un motor y arreglarlo con los ojos cerrados. Los de ahora, con los motores eléctricos, no tienen mucho que hacer en cuestiones de mecánica. Le deben todo a la electrónica y la electricidad.
Como nos gusta lo de antes y nos parece que un motor de gasolina, e incluso diésel, es más divertido que uno eléctrico, nos hemos acercado al taller Mínguez S.A. para hablar con sus mecánicos, expertos en reparación de motores, y que nos cuenten que es eso de la junta de la culata. ¿Por qué la junta de la culata y no el filtro de aire? Porque queremos saber, cómo se soluciona uno de los problemas que más afectan a los motores de combustión de toda la vida.
La culata y sus componentes
Antes de nada, advertir que no sabemos muy bien quien es la culata. Sabemos que es parte esencial del motor y poco más, por lo que vamos a aprender todos al mismo tiempo. Una de las medidas preventivas que se suele realizar en esta parte del motor, es la rectificación de la culata. Mantener la culata y sus componentes en condiciones óptimas es esencial para que el coche, conserve sus prestaciones y evitar que se produzcan averías de mayor coste.
En primer lugar, lo que debemos saber es lo que es la culata. Así que allá vamos. La culata es la pieza que cierra el bloque del motor por la parte de arriba. También puede ser denominada como tapa de los cilindros o cierre de la cámara de combustión, pero nos gusta más su denominación habitual: culata.
¿Cuáles son las funciones de esta parte esencial del motor de un coche? La primera y fundamental, es procurar un cerrado hermético de los cilindros para formar la cámara de combustión. La otra, permitir la entrada y salida de aire de la citada cámara de combustión (ingrediente clave junto al combustible para que se produzca la ídem).
En cuanto a los elementos que componen la culata y el funcionamiento de los mismos, podemos decir que, para que funcione correctamente, la culata requiere de un cierre hermético. De ahí la necesidad de que cuente con la junta de la culata, encargada de que se obtenga ese cierre hermético tan necesario. Puesto que se trata de un cierre hermético pero hace falta el aire para que se produzca la combustión, la culata recibe la cantidad necesaria a través del colector de admisión. El aire entra a la cámara de combustión gracias a las válvulas que se mueven hacia arriba y hacia abajo, lo que permite que se abra y cierre el paso de aires y gases, regulándolo, mediante el árbol de levas.
Además, la cámara de combustión requiere combustible, y un elemento que active la necesaria mezcla para que se genere el movimiento de los pistones, otra parte elemental del motor. De ahí que la culata cuente en su haber con numerosos huevos para incorporar las piezas clave como inyectores de combustible y bujías o calentadores que producen la inevitable y necesaria combustión. En último lugar, los gases generados por la combustión, son expulsados por el colector de escape, elemento final dentro del sistema de funcionamiento de la polifacética culata.
A causa de su propia configuración y el funcionamiento que tiene, muchos de los elementos que la componen, se encuentran expuestos de forma continua a la carbonilla que se genera a consecuencia de los gases producidos por la combustión. Estos gases, recirculan hacia el colector de admisión y pasan por el resto de componentes de la culata.
Cuando la culata sufre de una avería, se hace notar. Uno de los síntomas más comunes es la perdida de potencia por parte del motor, el exceso de humo o que este sea de color y olor muy llamativo, o sobre calentamiento del motor. En el momento en que la culata se calienta en exceso, se deforma y pierde en alguna medida sus condiciones óptimas, lo que hay que hacer es realizar un rectificado de la misma.
Rectificar la culata y dejarla como nueva
Realizar el rectificado de la culata es un proceso que conlleva todas las operaciones necesarias para la reparación de la misma, con unas condiciones que garantizarán el funcionamiento normal, una vez se lleve a cabo. Este tipo de operaciones se realizan en talleres especializados en rectificados, mediante el uso de maquinaria especial, para mecanizar cada uno de los puntos críticos con los que cuenta la culata. De esta manera se consigue que la culata siga funcionando en condiciones óptimas durante otros tantos años.
Para proceder al rectificado de la culta, lo primero que debe hacer el mecánico, es desmontar los accesorios y piezas de la culata. Los mismos que hemos descrito en el apartado anterior. Una vez desmontados, se someten a un proceso de limpieza que desengrasa y elimina los restos de carbonilla que queden presentes.
Por otro lado, una vez desmontada, conviene realizar una prueba a presión para verificar que la estanqueidad del circuito de refrigeración no cuenta con fisuras internas o poros que permitan fugas de anticongelante o compresión. En el caso de detectar alguna fisura, debe valorarse su reparación, si es posible, ser realizará una soldadura TIG. En ocasiones o debido al presupuesto, puede ser necesario sustituir la culata al completo. Razón por la que antes de realizar la reparación, es esencial llevar a cabo este paso previo que ratifique la idoneidad de seguir con la rectificación.
Una vez valorado si conviene seguir con el rectificado, se procede a verificar la planitud y el paralelismo de la culata, el estado de los asientos de válvula, las dimensiones y tolerancia de las guías de válvula, y las válvulas. Si se encuentran unos valores razonables y dentro del rango estipulado por el fabricante del motor, es posible rectificar la culata para dejarla como si fuera nueva.
Los asientos de válvula, constan con tres ángulos y pueden rectificarse mediante la rectificadora de asientos, aunque en casos de desgaste excesivo, es mejor sustituirlos. Si las válvulas se encuentran en buenas condiciones de dimensión, se pueden rectificar con la rectificadora de válvulas, dejando la parte del asiento libre de desgaste y con un acabado perfecto.
También se verifican las dimensiones y los valores de compresión de los muelles de válvula para determinar la necesidad de sustituirlos o si pueden seguir funcionando. En el caso de culatas equipadas con árbol de levas en cabeza, se verifica el diámetro de los alojamientos del árbol, el paralelismo y la alineación. En el caso de que se encuentren fuera de los límites de tolerancia indicados, se procede a un mecanizado y alineado de los apoyos del árbol de levas.
Una vez que se han realizado adecuadamente todos estos procesos de mecanizado y control, se eliminan los restos de viruta y partículas de metal restantes, mediante una limpieza final que deja todas las piezas listas para ser montadas. A continuación, se procede a instalar todos y cada uno de los elementos rectificados o nuevos en la culata, se verifica que el montaje es correcto, la estanqueidad de las válvulas y los valores de reglaje de las mismas que, a razón del sistema, puede requerir que se sustituyan las pastillas, taqués o el ajuste mediante tornillo.
Llegados a este punto, podemos decir que tenemos una culata adecuadamente rectificada y lista para ser instalada en el motor del coche.
Como se puede ver, el rectificado de la culata no requiere de una excesiva especialización pero si se trata de un proceso minucioso. Este proceso que implica varios pasos, requiere del tiempo y la dedicación del mecánico, por lo que los costes pueden ser elevados. En función de los elementos que haya que reparar o sustituir, los procesos y la dificultad que entrañe el montaje y desmontaje de la culata en si (no son todas iguales), los costes pueden variar notablemente. Para evitar caer en la necesidad de recurrir a una rectificación de la culata, lo mejor es mantener limpios los sistemas de motor, realizando una descarbonización en el momento en que se hace el mantenimiento anual del vehículo. Así se previenen las averías y se evitan las rectificaciones.