Podemos definir la resiliencia como la capacidad que tienen las personas de hacer frente a las adversidades de la vida, de superarlas y de salir fortalecidos. Antiguamente se creía que ésta era una capacidad innata en el ser humano, pero con el tiempo se ha descubierto que esto no es así, y que hay ciertas personas que, como consecuencia de varios factores, han logrado forjarse una personalidad especial capaz de favorecer su adaptación al medio por muy hostil que éste sea. Es decir, la capacidad de resiliencia no es algo con lo que se nace, si no que es algo que se hace, y en este proceso intervienen, además de los factores personales, otros relacionados con la familia, la sociedad o la cultura. Actualmente es entendida como un proceso comunitario y cultural, que responde a tres modelos que la explican: un modelo «compensatorio», otro «de protección» y por último uno «de desafío». (Resiliencia, Un Concepto En Evolución: Revisión De La Literatura Relevante Sobre La Investigación Aborigen. John Fleming, Robert J Ledogar)
Este concepto es también aplicado a día de hoy a la empresa y hacer referencia a la capacidad de la organización para reaccionar y adaptarse a las circunstancias adversas que pudieran surgir dentro de la misma.
En un mundo cambiante y cada vez más globalizado, la adaptación es más que nunca sinónimo de supervivencia, y por lo tanto se hace necesario el estudio y análisis constante de las amenazas y riesgos que podrían afectara a la empresa, así como las posibles soluciones y respuestas rápidas y flexibles. Para ello existen compañías como Conffidence, que ayudan a las empresas a alcanzar el éxito esperado, así como su sostenibilidad y garantiza que cualquier organización/negocio será capaz de adaptarse y superar cualquier situación adversa, ya que contará con la información necesaria para anticiparse a cualquier circunstancia contraria a los intereses de la misma. Además, son consultoría aeronáutica por lo que ofrecen servicios muy específicos en este sector.
Características de las empresas resilientes
La productividad de una empresa en circunstancias ideales es relativamente fácil. Lo difícil es hacerlo en circunstancias adversas, cuando todo cambia y parece estar en nuestra contra. Es en estos momentos, cuando la tenacidad, la constancia y la actitud positiva ante las dificultades, es más necesaria que nunca. Enfrentarse a estas situaciones cambiantes, sentirlas y entenderlas como un nuevo reto, que en lugar de desesperar motiva y fortaleces, es el secreto de la resiliencia.
A día de hoy, la mayoría de las empresas importantes cuentan con programas para fomentar la actitud resiliente entre sus empleados y empleadas, así como el manejo del estrés, y poder reducirlo para que no afecte a la productividad, a las relaciones interpersonales o a la salud mental de los trabajadores y trabajadoras.
Para ello se deben promover las relaciones entre el personal, ya sea dentro de la oficina, u organizando jornadas de convivencia, eventos de empresa, quedadas, etc… De esta forma, además de favorecer el contacto personal, se consigue la identificación entre empresa y emplead@, de forma que éste último, al sentirla como propia, trabajará de manera más eficaz y comprometida.
Los incentivos son otra buena forma de mejoras las relaciones y el trabajo en equipo del personal, así como la promoción de la participación común en la toma de decisiones. Este sentimiento de armonía es altamente beneficioso para cualquier empresa y ayuda a que todo el personal se mantenga unido en una lucha común por un objetivo común.
Además, se deben promover valores como la empatía, el compañerismo, el apoyo o la buena comunicación, el desarrollo de la autoestima o la seguridad personal.
La resiliencia es, en primer lugar, una cuestión de actitud, y como tal, es necesario entrenarla, y así poder responder ante las circunstancias adversas de la vida, sin dudar, con total positividad y sin dejarse vencer por el pesimismo. El miedo, no tiene cabida dentro de la actitud resiliente, ya que sólo conduciría a la duda y al error.
Por lo tanto se ha de promover una actitud alegre y cordial, desahogada y fluida en la comunicación, hablar y conocer las necesidades y opiniones del resto de trabajadores y trabajadoras, y por supuesto, conocerse también a un@ mism@.
Sólo las personas resilientes pueden guiar al resto del equipo