A día de hoy no es posible concebir un negocio de éxito sin tener en cuenta el factor I+D+IT, ya que la innovación, independientemente de la naturaleza de la empresa, siempre es necesaria, así como el desarrollo de nuevos productos. En un mercado tan competitivo como el actual, en un mundo global, la innovación se ha convertido en una exigencia, en una necesidad, sin la cual, cualquier organización se verá abocada al fracaso.
En este contexto destacan empresas como TECOI® (I+D+iT), una empresa que cuenta con un área de Investigación, Desarrollo e Innovación que ha desarrollado y evolucionado a través de una larga experiencia profesional en la construcción de sistemas de transformación de chapa modulares y a medida durante más de 20 años, siendo la pieza clave en la que se basan todos sus productos y marcas propias. Gracias a la investigación continuada de su equipo de ingeniería aplicada han sido capaces de desarrollar, como respuesta a las necesidades particulares de cada uno de sus clientes, soluciones particulares y adaptadas de sistemas y máquinas de corte industrial, garantizando siempre la máxima garantía de calidad y protección avalada por los diferentes estudios, investigación constante e incluso certificados BMTRADA de Gestión de Calidad, ISO 9001:2008 y marcado CE. Un dato importante es que Tecoi, es la primera empresa en todo el mundo en desarrollar y fabricar un sistema de preparación de bordes para soldaduras de responsabilidad que aúna grandes rendimientos con importante reducción de costes respecto al mercado actual. Y es que en todos los sectores hay siempre algo por inventar, y el que llegue primero conseguirá una ventaja importante frente a la competencia.
La relación entre ambos conceptos
Como su nombre indica, la mejora continua se dirige a la mejora de los productos y los servicios, haciendo especial hincapié en los procesos y no solamente en el resultado final. Esta es la base que asegura la calidad de los productos, partiendo de la detección de los errores y en la corrección de los mismos, a fin de preverlos y minimizar la posibilidad de fallos en la cadena de producción.
De esta forma se llega a la calidad total o excelencia, resultado final de la aplicación de los criterios de calidad y mejora continua.
El concepto de calidad ya no se dirige únicamente al producto o a la satisfacción total del cliente, como sucedía en un primer momento. Ahora, el aseguramiento de la calidad implica la puesta en marcha de una serie de acciones que involucran al conjunto de la organización, tanto a nivel interno como externo: personal, accionistas, proveedores, clientes e incluso, la sociedad en general. El aseguramiento de la calidad permite garantizar la mejora continua del producto o servicio ofertado por una empresa en concreto.
La evolución de ambos conceptos ha originado el surgimiento de los modelos de excelencia, modelos normativos o estándares de actuación, que sirven como guías de autoevaluación, de forma que cada proceso será sometido a un riguroso control de calidad para minimizar así, la posibilidad de error, y ofreciendo las herramientas necesarias para impedirlo antes de que llegue a aparecer.
Los modelos de excelencia introducen a un elemento clave, la figura del líder, motivador y cohesionador del grupo y determinante a la hora de crear en el conjunto de la organización la idea de compromiso con la misma, de participación y de lucha por un objetivo común.
La calidad total y la mejora continua se basa en el ciclo Deming, creado a mediados del siglo XX por W.Deming y que se fundamenta en los principios de Planificar, Hacer, Verificar y Actuar (PHVA). Su aplicación se desarrolla en Japón por la JUSE, (Unión Japonesa de Científicos e ingenieros) y supuso para la economía de este país una enorme ventaja competitiva.